martes, 22 de abril de 2008

Hartos de la dependencia

Foto: J. Pérez Curbelo
De izquierda a derecha: Yeray Suárez, Yeray Hernández, Gustavo González y Daida Tavío acompañados hace unos días por sus padres.

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Hace diez meses que José Suárez, María del Carmen Sosa, Magdalena Guzmán y Carmen Sánchez presentaron todos los papeles para que sus hijos se beneficiasen de la ley de la Dependencia. Todavía no han recibido ayuda ni comunicación oficial. Todos son grandes dependientes con un 90% de discapacidad.

Hace un año la esperanza era el denominador común en las vidas de José Suárez, María del Carmen Sosa, Magdalena Guzmán y Carmen Sánchez, cuando veían una salida con la Ley de la Dependencia a la situación familiar que viven. Los cuatro son padres de Yeray Suárez, Yeray Hernández, Daida Tavío y Gustavo González, respectivamente. Sus cuatro hijos son grandes dependientes de grado III nivel II, los más severos. Todos cuentan con una minusvalía del 90%. Cuidar de ellos, tal y como reconocen sus padres, no es tarea fácil. «Son muy delicados, hay que prestarles mucha atención. Si te descuidas un poco se te ponen malos», afirma José Suárez.
De lunes a viernes Yeray Suárez y Yeray Hernández acuden durante tres horas al centro educativo de El Lasso. «El único tiempo que tengo libre es cuando está en el colegio. Entonces aprovechó para poner la casa a punto, hacer la compra y tener todo listo para cuando vuelva. Esto es un no parar», comenta María del Carmen Sosa.
Evaluados
Todos culminaron sus procesos de evaluación según lo establecido en la Ley de la Dependencia. Desde el mes de julio, fecha en la que fueron evaluados, están esperando que les concedan las ayudas y prestaciones. La diferencia con otros dependientes es que ellos sí cuentan con la resolución confirmando el grado de dependencia de sus hijos.

«No puedo ni trabajar porque Yeray no se puede quedar solo. Con el sueldo de mi marido intentamos tirar para adelante, pero es muy duro ver como nadie te echa un mano», afirma Carmen Sánchez. «No pido mucho sólo que alguien me ayude un par de horas, para poder atender la casa», sentencia. Todos se sienten «cansados y engañados» por el desarrollo de la Ley de la Dependencia. «Después de casi un año me siento estafada. Es un derecho que hemos adquirido. Estoy harta de tener que esperar por los políticos», resalta Sánchez.

María del Carmen, Magdalena, Carmen y José están acostumbrados a luchar por sus hijos. Pase lo que pase con las ayudas tienen claro su futuro. «Seguiré al pie del cañón hasta que pueda», resalta Magdalena.

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