jueves, 22 de mayo de 2008

Los cuidadores de enfermos crónicos tienen más papeletas de sufrir catarros y tumores

Quienes tienen que cuidar mucho tiempo de un familiar enfermo sufren el doble de catarros y tumores, entre otras patologías, que quienes están libres de esta carga y del estrés que causa. Lo dicen investigadores de la Universitat de València que han estudiado a cuidadores de enfermos de esquizofrenia (más bien cuidadoras porque son ellas quienes suelen asumir el rol).

Las conclusiones son extrapolables a otras enfermedades (salvando, claro, las singularidades de cada una), según comenta Luis Moya Albiol, doctor del departamento de Psicobiología y coautor del trabajo, en el que han colaborado 47 personas. Elisa Tórtola es vicepresidenta de la Asociación de Ayuda Integral a los Enfermos Mentales (Asiem) y una de las participantes: "Vivimos en la zozobra y morimos pensando qué será de nuestros hijos porque hay una inmensa falta de recursos humanos y de centros"

Así, los cuidadores de enfermos crónicos sufren el doble de resfriados, fiebre, herpes, gripe, tumores y fatiga que quienes no lo son. Tienen el doble de sensación de ahogo y tos, más dolor de estómago, diarrea y acidez, y sufren más mareos y vértigos, añade la doctora Esperanza González Bono. El dolor de espalda y muscular también es más frecuente en quienes cuidan a enfermos durante muchos años (aunque aquí la incidencia no llega a duplicarse).

El deterioro de la salud se traduce en un mayor consumo de psicofármacos (casi el triple que una persona sin un enfermo a su cargo), según la investigación.

El estudio duró dos años, se terminó en 2007 y no tiene precedentes porque se ha hecho a partir de cuestionarios pero también de marcadores biológicos. Los investigadores han medido científicamente las reacciones inmunológicas, cardiacas, hormonales y psicológicas de los cuidadores y las han cotejado con las de personas sin enfermos a su cargo.

Además de la aportación a la literatura internacional, sus autores esperan que el trabajo sensibilice: «Hay terapias, centros de respiro y asociaciones, pero es insuficiente. Por eso, confiamos en la Ley de Dependencia, bien aplicada, y en que el problema salga del ámbito familiar para pasar a ser social»

Fuente: 20minutos.es

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